El alimento, la vivienda, la salud y la vestimenta son considerados derechos básicos que el ser humano no puede prescindir y que tanto los estados y sus instituciones deben garantizar su acceso a quienes los necesitan. Sobre esto no hay nada que objetar.
Pero qué podemos decir si agregáramos deliberadamente a estas importantes necesidades básicas, la necesidad de acceder a una práctica musical, individual o comunitaria.

En cualquier sujeto o comunidad, esta confirmación de sentido necesita expresión, y la música es un maravilloso dinamizador. Esto es lo que provocó que todas las culturas de todos los tiempos hayan desarrollado esta práctica en igual jerarquía y popularidad que otras, como el arte culinario, el textil o la arquitectura.
Desde esta trascendente visión de la música acercamos esta oferta cultural a la comunidad de San Marcos Sierras, buscando crear un espacio para la experimentación musical a través de la fuerza vibratoria de la propia voz.
Nos proponemos aprender a cantar como acto vital, como una antigua estrategia de supervivencia, pues cualquier especie sobrevive comiendo, pero pocas hay que necesitan cantar.